Libertad o esclavitud

¿Qué sucedería si todo lo que se piensa es en gran medida una mentira, una distorción errada de la realidad? ¿Qué pasaría si el juicio hecho fue fundamentado en emociones desenfrenadas, sin por lo menos una gota de razón? Tal vez el mundo sería distinto. Respetaríamos más en vez de apuñalar. Ayer se decía te amo, pero hoy con suma facilidad se aborrece, se desprecia lo que en gran medida no se comprende. Simplemente es un acto hipócrita el señalar cuando nadie tiene ese poder. Se dice que son desgarradoras aquellas emociones provocadas por las expectativas no cumplidas y nos hacemos víctimas de lo que provocamos en cierta medida, pero aún así, se es responsable de lo que se hace hoy y de lo que se intentará mañana.

Buscar culpables e inocentes, victimario y víctimas para simplemente justificar y evadir la reponsabilidad de algunos detalles propios son la norma. Pero enfrentar con valentía lo propio es de héroes. Aceptar la falta, pedir y dar el perdón son maravillas casi desaparecidas. Crecer bajo la mentalidad del desprecio, la negación, el odio y el rencor es estar en el lado equivocado, es vivir en tinieblas y evadir la luz de la verdad.

En gran medida no escogemos las situaciones, pero sí podemos escoger lo correcto para cada momento, no podemos controlar del todo las emociones, pero sí podemos controlar la intensidad de las mismas. Pero al parecer es mejor evadir y huir. Es cómodo comentar a lo lejos y no acercarse para descubrir la verdad de los hechos cotidianos. Es como desde lo más profundo del ser se deseara confirmar los propios temores recibiendo así el extraño placer de la derrota.

Quien quiera vivir así, que viva en su propia esclavitud; hoy quiero ser libre de mi mismo y de aquellos que se aborrecen así mismo. Hoy decido enfrentar mis miedos...