Antes de quejarte, piensalo dos veces

Cuando observé esta imagen, mi primera reacción fue llorar. Mis lágrimas reflejaban mi dolor, mi decepción, pero a la misma vez, sentí una culpa profunda en mi. Me preguntaba una y otra vez: "¿Por qué constantemente me quejo, si hay otras personas en peores situaciones que yo?"

Creo que la constante queja es un evento universal en los países industrializados donde mayormente se promueve el individualismo, donde el más fuerte sobrevive, donde la ruina de alguien es el beneficio de otro. Yo vivo en un país que ha sido bendecido en muchas maneras, sin embargo, tengo que aceptar que no he sabido ser agradecido con Dios por lo que me ha dado.

Somos muchos quienes nos quejamos si no tenemos mucho dinero, si comemos lo mismo, si no se va al cine, si no tenemos ropa nueva o zapatos nuevos, entre otras cosas. No digo que obtener y hacer lo antes mencionado sea malo, el error comienza cuando dejamos que eso sea lo primero, provocando en nuestra alma la queja por aquel "bien" que no tenemos.

Ver ha ese niño comiendo del suelo lo que parece ser pan, recostada su cabeza en el muro, cambio mi perspectiva del mundo en el que vivo. ¿Quién soy para quejarme cuando abunda la comida? ¿Quién soy para decir que mis problemas son gigantescos? ¿Quién soy yo para no decirle a Dios muchas gracias y a la misma vez ayudar a un hermano o hermana que está en necesidad?

Antes de quejarte, detente y piensa...